miércoles, 3 de febrero de 2010

Death Road

La llaman "la Carretera de la Muerte", aunque el nombre a día de hoy tiene más de reclamo turístico que de peligro real. Une La Paz con Coroico, en la provincia Nor Yungas, 2.000 metros más abajo. Antiguamente era considerada la carretera más peligrosa del mundo y cada semana, infaliblemente, se mataban unos cuantos al caer al abismo con sus coches, debido a lo angosto de la vereda y a que estaba permitido el tráfico en "dos carriles". De entrada incluso se permitía el uso en doble sentido. Pasaban por allí guaguas y camiones, vehículos pesados, que con frecuencia se veían atorados frente a frente sin poder pasar. La alta incidencia de siniestros totales hizo que se establecieran diferentes horarios para ida o vuelta desde La Paz. Pero los accidentes seguían siendo harto frecuentes. Hasta que finalmente, ya en tiempos muy recientes, se habilitó una carretera nueva y se dejó esa para uso turístico, principalmente de bicicletas. Nosotros bajamos a Coroico en bicicleta hace unos días. Buscábamos lo máximo.



A medida que uno baja, la temperatura va subiendo, así como el índice de humedad. La vegetación dura del altiplano se vuelve exhuberante en esta zona de clima tropical. En esta época, temporada de lluvias, se pueden ver numerosas cascadas a lo largo de todo el camino.




Finalmente, al cabo de unas cuantas horas de trepidante (literalmente) bajada, pudimos divisar al fondo el pueblo de Coroico. Estábamos cerca del límite, cerca de lo máximo. Lo máximo, pibe.



Desde el pueblo, en la paz del atardecer de Coroico, una mirada al camino pedaleado, en la ladera de en frente a la izquierda de la imagen:





En Coroico encontramos lo que veníamos buscando, pero estaba cerrado:







Vista del río Yolosa desde la ladera de la comunidad afroboliviana de Tocaña, frente a Coroico, punto final:

2 comentarios:

  1. Joder, me lo acabas de contar pero no me imaginaba una cosa así... Crema, crema. Y todo por ir a una peluquería de moda y además siendo calvo... Máximo extreme.

    un abrazo

    Jonay

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