lunes, 7 de diciembre de 2009

¡EVO DE NUEVO!



Y LOGRÓ LOS DOS TERCIOS EN EL SENADO,


QUE ERA DE LO QUE SE TRATABA.


SALUD Y REVOLUCIÓN




sábado, 5 de diciembre de 2009

En vísperas

Mañana son las elecciones en Bolivia, y yo con este dolor de garganta, con estos mocos, con esta gripe. Aunque hoy no he salido de mi casa, me llegan noticias de que todo está tranquilo en el exterior, la campaña se ha cerrado hace dos días y nadie duda que Evo va a ganar en la primera vuelta, la cuestión es más bien si alcanzará los dos tercios en el Senado, necesarios para gobernar con comodidad y poder desplegar las leyes previstas mediante la nueva Constitución Política del Estado.
Aquí, un artículo interesante de Pablo Stefanoni, director de la edición boliviana de Le Monde Diplomatique, con un balance crítico de lo acontecido en la primera legislatura del MAS y las perspectivas para la próxima:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=96170

Y un vídeo del cierre de campaña del MAS en la ciudad de El Alto:

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Bajo el árbol

En la plaza Murillo hay algunos árboles. Ayer a medio día volvíamos del Museo de Etnografía y Folclore, situado un poco más arriba, en Ingavi con Jenaro Sanjinés. Pasamos por el Museo Nacional, donde compramos un póster que reproduce una pintura de Lorgio Vaca, titulada Manifestación Popular. A esa hora la calle Comercio está bastante tranquila. Es por la tarde noche cuando se llena de vendedores y puestos y hace verdadero honor a su nombre. Entrando en la plaza vimos que había una multitud frente al Palacio Presidencial. La semana que viene son las elecciones y todos los colectivos -todos- gastan sus últimos cartuchos (a veces, literalmente, porque aquí gustan mucho de la traca y el petardo para dar énfasis a las reivindicaciones) para reclamar al gobierno que resuelva sus problemas, ante una presumible mayor predisposición de los gobernantes por la presión electoral. Desde que estoy aquí he visto muchas marchas por las calles de la ciudad: transportistas por la mejora de las carreteras, mineros por la mejora de sus condiciones, artesanos por la mejora de su economía y, la última, vendedores de belenes en protesta por el desalojo de sus puestos en estas fechas señeras que se avecinan. Aquí se protesta mucho, se cortan las calles, se colapsa el tráfico, ya de por sí bastante denso. Los que no se manifiestan odian a los manifestantes, que les hacen llegar tarde al trabajo. En cualquier caso, esa insistencia de las manifestaciones tiene una razón de ser muy específica: la inexpresable desidia que aquí lo invade todo. No es mala intención ni falta de ganas. Es algo más, inexplicable, algo que aún no alcanzo a comprender, acaso una forma de ser, una forma de vivir. Aquí, para que algo se lleve a buen puerto, es necesario insistir, insistir, insistir. Un decreto puede estar ya elaborado y aprobado, pero la firma del presidente puede tardar años. Entonces se sale a la calle, se grita, se lanzan petardos, se insiste, se le recuerda al presidente que tiene que firmar. Entonces el presidente firma y ya.
Había fotógrafos y unidades móviles de algunos canales televisivos. Nos acercamos a una de las personas reunidas frente al Palacio Presidencial, mirando al balcón. Unos pocos policías formaban una simbólica barrera ante la multitud. Había entre los manifestantes algunas mujeres vestidas con el hiyab y hombres con pañuelos palestinos, que portaban pancartas en árabe. Le pregunté a esta persona cuál era el motivo de la manifestación. "No es una manifestación", me dijo, "es un acto de bienvenida al presidente de Irán". Claro, debí imaginármelo. Estaba enterado por Telesur de su visita a la región. El día anterior el hombre había estado con Lula en Brasil y hoy le tocaba Bolivia, antes de partir rumbo a Venezuela, su gran aliada: Mahmud, el malvado, el político más denostado por las fuerzas del Bien (junto a Chávez, claro), de visita en el país. Me pareció que la ocasión merecía que me quedara junto al Comité Cívico Popular de La Paz (ese era el nombre del grupo reunido) para darle la bienvenida a Mahmud. Esperamos un rato. Uno hombres salieron al balcón del Palacio Presidencial y colgaron un televisor desde el cual se podía seguir lo que pasaba dentro. Desde fuera, los del Comité, con un altavoz, gritaban consignas: "¡Bolivia, Irán, un solo corazón, Bolivia, Irán, un solo corazón!" y responsorios: "¡Viva la libertad de los pueblos!"-"¡Viva!" "¡Que mueran los imperialistas yanquis!"-"¡Mueran!" "¡Patria o muerte!"- "¡Venceremos!" (y un rezagado en la respuesta: "Venceremos pues"). Pero Mahmud, el malévolo, no salía. Como no habíamos almorzado, bajamos unas calles para comernos un par de salteñas. ¿Qué son las salteñas? Las salteñas son una delicia, y estamos viciados con las salteñas. Algún día hablaré de las salteñas in extenso.


Después de las salteñas, volvimos frente al Palacio Presidencial, a ver si ya había salido Mahmud. El Comité Cívico Popular de La Paz seguía allí, fiel, y Mahmud, al parecer, seguía dentro. Al cabo de un rato, me quedé solo con ellos. Eran hombres y mujeres obstinados. De tanto en tanto, volvían a arremeter con sus cánticos. Las consignas eran similares, pero había alguna modificación: "¡Viva el Presidente Evo Morales!"-"¡Viva!" "¡Viva Mahmud!"-"¡Viva!" o el más insólito: "¡Evo, Mahmud, un solo corazón!" El cielo amenazaba tormenta. Yo tenía cuarenta minutos antes de empezar a trabajar, y decidí esperar. Al fin y al cabo, no se tiene la oportunidad de ver al maligno Mahmud, el presidente más diabólico del mundo, después del norcoreano, todos los días. El altavoz pasaba de mano en mano. De vez en cuando llegaba a los hermanos islámicos de la primera fila, que gritaban "¡Allahu Akbar!" y otras voces tradicionales en sus manifestaciones reivindicativas, pero yo sólo reconocía esta. Si mal no recuerdo, creo que en algún momento un boliviano también tomó el megáfono y exclamó "¡Allahu Akbar, Allahu Akbar!" en gesto solidario.


Finalmente rompió a llover y a tronar, de forma tenue primero, con más contundencia después. Uno de los principales voceros del comité, Rodríguez le decían, irrumpió: "¡Aunque se caiga el cielo nadie se mueve de aquí!" El resto empezó a reírse. Otro, que atendía al nombre de Santos¨y que también solía hacer uso del megáfono, apostilló: "¡Esto es una bendición de la Pachamama!" Yo me refugié bajo un árbol que había unos metro más atrás, pero lo cierto es que la lluvia se colaba. Un nutrido grupo se apretó conmigo bajo la modesta copa del árbol. También algunos fotógrafos se guarecieron. Desde luego no había sitio para todo el mundo. Rodríguez, Santos y algunos más, aguerridos, permanecieron bajo la bendición de la Pachamama. Otro delante mía empezó a cantarles: "¡Rodríguez, Santos, un solo corazón!" Del balcón presidencial salieron y se llevaron el televisor antes de que se estropeara bajo la lluvia. Habíamos visto a Mahmud, el terrible, firmando unos documentos junto a Evo. Rodríguez bramaba: "¡Compañeros: el Presidente de Irán a venido a firmar unos convenios por cientos de millones de dólares con el pueblo de Bolivia, en materia petroquímica, en materia de agricultura, también va a aportar para la construcción de unos hospitales en El Alto! ¡Jallalla el Presidente Mahmud!"- "¡Jallalla!" respondía el resto. Pero después de que quitaran el televisor, no volvimos a ver a Mahmud. Llovía duro, pero de pronto paró. El grupo volvió a adelantarse. Yo le compré un paraguas a una señora que pasaba por allí vendiéndolos. Habían pasado cuarenta minutos y debía irme a trabajar. Con gran pena, dejé allí a los miembros del Comité Cívico Popular de La Paz, que siguieron esperando a Mahmud, y me encaminé con mi paraguas, rumbo a la calle Camacho, para después bajar por la Federico Zuazo hasta Reyes Ortiz.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

15 de noviembre, 1781

"... Nayaruw jiwayapxista, waranqa waranqanakaw kutt'anika"
(...Sólo me matan a mí; volveré y seré millones)

Tupaj Katari

Julián Apasa (Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, 1750 – La Paz, 15 de noviembre de 1781), conocido en la historia como Tupaj Katari, fue, junto con su mujer Bartolina Sisa, el líder de la principal rebelión indígena contra la opresión española que tuvo lugar en el Alto Perú (actual Bolivia) en tiempos de la colonia. Dicha rebelión se efectuó conjuntamente con los líderes Tupaj Amaru y Tomás Katari, de los que Apasa tomó su nombre. Hoy es uno de los principales referentes del resurgir indígena que experimenta el país.
Consiguió cercar la ciudad de Chuquiago (La Paz) en dos ocasiones, durante 109 días la primera vez y durante 64 la segunda, poniendo al gobierno colonial en serias dificultades, al haber sido cortados los suministros de víveres en la ciudad (no sería la última vez que los indígenas usaran la estrategia del corte o bloqueo de carreteras como medida de presión al gobierno) hasta que fue traicionado por alguno de sus colaboradores y, en octubre de 1871, aprehendido y posteriormente torturado y ejecutado públicamente. Para dar ejemplo a los rebeldes, fue descuatizado por cuatro caballos atados a sus extremidades, que luego fueron dispersadas por distintos puntos del altiplano. Bartolina Sisa, que lideraba a los 40.000 hombres del ejército rebelde en ausencia de su marido, fue capturada antes que él, y también torturada y ejecutada al año siguiente, en 1782.
Tupaj Katari, al ser apresado, lanzó la siguiente profecía: "A mí solo me matan; volveré y seré millones". El amanecer indígena de los tiempos recientes hace suya esa proclama, reivindicándose como los millones de la frase de Apasa.
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Otras frases relacionadas, son las formuladas por el último monarca francés Luis XVI (´"Volveré y seré sillones") y el ex-presidente argentino Carlos Menem ("Volveré y tendré millones"). Fuente: Julián Athos Caggiano.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Una imagen


Política

El 6 de diciembre son las elecciones aquí. Evo Morales y Álvaro García Linera, actuales presidente y vicepresidente, parten como claros favoritos, aunque queda abierta la incógnita de cuál será el porcentaje de votos que obtendrán. Por un lado se afirma que arrasarán, que la victoria será aún más aplastante que en los anteriores comicios. Por otro lado se dice que la clase media que les votó en la anterior ocasión, decepcionada por su exclusión del proceso de cambio, no volverá a votarles y esto les restará apoyos. Lo que está claro es que ganarán, en eso coinciden todos.
El resto de candidatos, según puedo entender, no consiguen presentar alternativas. Los principales aspirantes son: Manfred Reyes Villa, ex-militar, candidato de la derecha, que tiene el apoyo financiero de la oligarquía y, presuntamente, también de Washington, que lleva como candidato a la vicepresidencia al ex-prefecto de Pando, el hacendado Leopoldo Fernández, actualmente en prisión, a la espera de juicio por una masacre de campesinos que se produjo bajo su responsabilidad; Samuel Doria Medina, de centro derecha, uno de los grandes empresarios del país, parece que representa a la derecha moderada. No sé con quién comparte fórmula electoral; y René Joaquino, ex alcalde de Potosí, un remedo de Evo, también indígena, del cual tampoco alcanzo a entender cuál es su propuesta, quizás una especie de izquierda descafeinada, conciliadora. Y una ristra de candidatos más. Para seguir la campaña, dos puntos de vista; uno de izquierda:
y otro de derecha:
Y para quienes no vieran el documental sobre la anterior campaña de Evo, aquí tienen:



lunes, 26 de octubre de 2009

16 de julio





La ciudad de El Alto es famosa por ser una de las más combativas del país. Protagonista de la "Guerra del gas" que en 2003 dio inicio al cambio político que hoy vive Bolivia, es una ciudad autoconstruida que acoge desde hace años a la población inmigrante en una explanada siempre creciente que se asoma y se desborda sobre La Paz . Empezó siendo un suburbio de La Paz. Hoy es la tercera ciudad en población, y cada jueves y domingo acoge la Feria 16 de julio, uno de los mercados más importantes de América.
"Desde un alfiler hasta un tractor", reza el eslogan popular: aquí se encuentra de todo.
No puedo hablar de su tamaño pues sólo recorrí una ínfima parte, y me llevó horas. Gran parte de las ventas que vi eran objetos de segunda mano, aunque también hay mercadería nueva, bares donde se puede comer chicharrón de cerdo frito o pescado del lago Titicaca, cedés y deuvedés, neumáticos y repuestos en general, ensaladas de frutas con helado, peluches, ropa de todo tipo... Todo aglomerado en un laberinto de calles que durante el resto de la semana son transitables al tráfico de vehículos.
En la avenida que lleva de la Ceja (la entrada a la ciudad cuando subes desde La Paz) a la 16, vi un local con el cartel de la famosa "Operación Milagro", la misión oftalmológica que opera la cooperación cubana en las zonas pobres de Bolivia. El Alto es una zona extremadamente pobre, pero en la que también se mueve una poderosa economía informal. La 16 es un buen ejemplo.
Hace un par de días el alcalde de El Alto ha presentado su renuncia, después de que una multitud de vecinos le obligara a huir por una ventana cuando trataba de hacer una huelga de hambre en protesta por un recorte presupuestario.
Me han dicho que no suba solo a El Alto. La noche en El Alto es bien jodida. El Alto está lleno de peruanos. Aquí temen a los peruanos como al demonio. Dicen que incluso comen carne de burro.
La carne de burro no es transparente.

viernes, 9 de octubre de 2009

Locoto

Me gustaría hablar de la cocina paceña y proponer un par de recetas deliciosas y sencillas para los amantes de los fogones. Desgraciadamente no sé ninguna receta paceña. Así que diré lo que comí ayer, que era paceño, pero no era autóctono. Déjame que te cuente, paceña.


El Mercado Rodríguez queda en el barrio de San Pedro. Es el mercado al que hay que ir en busca de mejores precios y mayor variedad, aunque el tema del precio varía según la cara que lleves. Si pueden sacarte, te sacan. Sea como sea, yo iba bien acompañado por un comprador experto que me presentó a sus "caseros".

-¡Buenos días, casera!
-¡Buenos días, caserito!
xxxxxxxxxx
"¿Te gusta el picante?" fue la pregunta clave, después de haber comprado tomates, berenjenas, cebollas blancas, perejil, albahaca y dos cabezas de ajo. "Ponele tres, caserita". Después pasamos por la carnicería donde compré dos kilos de bisteles de vaca, fileteados.
Dos verdes y uno rojo. Lo cierto es que probé el verde días atrás, y era picante, pero no muy picante. Ayer me preparé el siguiente plato:
Bistec a la plancha con guarnición de plátano frito y acompañamiento de revuelto de berenjena aliñada con sofrito de cebolla, zanahoria... y locoto rojo.
El locoto es un pimiento en miniatura. Tiene forma de pimiento y es exactamente como un pimiento, pero en miniatura. Sus pipas son de color marrón oscuro. Yo le dí tratamiento de pimiento: le quité las pipas y lo corté en tiras, que luego reduje hasta dejarlo en trocitos bastante pequeños, "para darle sabor". El locoto verde era picante, pero no muy picante.
Comí con delectación y lo cierto es que el mejunje de berenjena estaba muy picante, muy picante, pero delicioso. La carne, de la Carnicería El Chaqueño, tierna y sabrosa, con su ajo y su perejil, asada al punto, una maravilla. Pronto empecé a sudar. Notaba los vapores que subían de no se sabe dónde, yo comía obnubilado, paladeando, agradecido, casi en una duermevela.
Cuando terminé con el plato, bebí de golpe una gran cantidad de agua que apagara el fuego en mi interior. De postre, un yogur.
Ya al levantarme de la mesa noté que el locoto había tenido un efecto en mí, un efecto mágico, telúrico, difícilmente descriptible. Notaba sensaciones extrañas. El fuego en la boca se había apagado pero lo notaba recorrer todo mi organismo. Me senté a leer un rato, antes de marcharme a trabajar. Mientras leía, vientos sulfúricos me salían por las narices, moqueaba agua hirviendo y notaba, incluso, como me ardía el falo al bajar el agua a los riñones.
Anoche, al irme a la cama, supe que el locoto era un vegetal poderosísimo, con el que había que tener cuidado en el futuro.

Consejos, advertencias, admoniciones

Una colección de comentarios de diferentes personas, hechos sin duda con buena intención, que tuvieron como efecto producirme una leve psicosis pasajera:

"Ten mucho cuidado"
"Te van a vigilar, te van a seguir, te van a robar"
"Si se te acercan en la calle debes poner distancia"
"Nunca lleves encima documentos importantes"
"Te van a matar para quitarte el reloj"
"Cuidado con los taxis, te pueden secuestrar"

Y, significativamente, el monotema de los peruanos:

"Los peruanos son unos maliantes"
"Los peruanos si pueden te engañan y te roban"
"Los peruanos son la lacra de latinoamérica"
"Los peruanos comen carne de burro"
"Los peruanos son los responsables de la fabricación de cocaína"
"En navidad esto se llena de peruanos que vienen a robar"

Temores paceños de la pequeña burguesía. La pequeña burguesía vive aterrorizada en todas partes.

No me parece que La Paz sea más peligrosa que Madrid o Barcelona.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La Paz, 1942

Un documental del año 43 o 42, hecho por el yanqui, para interés del yanqui. Los comentarios del yanqui son bastante prescindibles. Sobre todo cuando el yanqui habla de la coca. Aún así, para el foráneo, tiene cierto valor explicativo, y las imágenes son una joya.

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Avaroa? ¿Abaroa?

Batalla del Topáter, 23 de marzo de 1879:
-Coronel Villagrán: "¡Ríndase!"
-Coronel Eduardo Abaroa: "¿Rendirme yo?... ¡Que se rinda su abuela, carajo!"
Y de pronto desemboco en una plaza con carrusel para niños, y niños y niñas y madres y padres, todos endomingados en la mañana de domingo en que voy a dar a la Plaza Avaroa, buscando un departamento de alquiler que rechazaré una vez lo vea, casi antes de haberlo visto.
Claro color de piel, gafas Ray Ban, unas monedas al indiecito que le de una mano de agua y jabón al Jaguar color vino, y yo pienso: Miami, Miami, Miami. Todos parecen felices aquí, tras las gafas de sol, pero no es esto lo que venía buscando.
La señora de la inmobiliaria me conduce al piso quinto del edificio Topáter, me dice: "Muy seguro, muy seguro. La puerta tiene tres candados" y me introduce en el departamento, un fuerte olor a pintura, "aún no está terminado, pero mañana mismo puede mudarse" y me muestra todos los electrodomésticos nuevos a estrenar, lavadora, secadora, microwaves, cable tv con más de 200 canales, dvd, cd, todo nuevo, marcas punteras, muebles cómodos y una decoración horrible. Tres meses por adelantado y medio mes para la señora que me muestra el piso. No es esto lo que venía buscando. "Desde luego, es un lugar ideal", le digo. "Le diré algo muy pronto", muy pronto, muy pronto. Y salimos del Topáter y vuelvo a dar a la plaza y miro a los niños blanquitos dando vueltas en el tiovivo.
Subo la cuesta de la Avenida 20 de Agosto, giro Aspiazu a la derecha y salgo de Sopocachi, Prado arriba, humo y gentío, hasta llegar a Potosí con Jenaro Sanjinés.
De esto hace ahora tres semanas. Pero parece más.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Un video

Un video, de tantos del youtube.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El Prado arriba, el Prado abajo

Recorres la calle Potosí, giras a la derecha por una de las transversales y bajas unas pocas cuadras para desembocar en la Avenida Mariscal Santa Cruz, que al poco se transforma en la Avenida 16 de Julio, más conocida como El Prado.

Vas bajando y el humo de los coches te raja las narices.

Gente variopinta rompe cualquier estereotipo que uno pueda hacerse de la sociedad boliviana: sociedad “abigarrada”, que dijera el sociólogo René Zavaleta Mercado, limpiabotas con pasamontañas que te reclaman, mujeres indígenas en sus puestos ambulantes ofreciendo todo tipo de productos, desde frutas o batidos o empanadas o refrescos hasta dvds, material escolar, peines, perfumes, pañuelos de papel, puestos de libros adosados a las paredes, el librero te pregunta qué libro estás buscando, también hombres enchaquetados, empleados de banca, oficinistas, jóvenes con uniforme, jóvenes sin uniforme, policías y soldados, coches, coches, coches, para cruzar la calle hay que esperar a la ocasión propicia, buscar el lapso en la corriente de máquinas que saturan la circulación.

Por en medio un bulevar, algo menos congestionado de gente, divide la dirección del tráfico y ofrece al transeúnte una tregua, con bancos para sentarse, parterres con riego automático, en medio del tráfago.

A los lados todo tipo de comercios, bares, oficinas, hoteles, el museo de arte contemporáneo, correos, cines, etc.

Pasada la Plaza de Estudiante, donde se alza la estatua ecuestre del Mariscal Sucre como centro de la rotonda, vemos el edificio de la Universidad Mayor San Andrés, la famosa UMSA; en una pared un mural con la cara del Che y una cita: “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo”.

Sigues bajando, apretado en medio de la gente. Al llegar a la calle Aspiazu giras a la derecha y subes, entrando en el barrio de Sopocachi. La congestión cede, hay un cambio.
Al fondo, más allá de todo, el Illimani encanecido observa todos nuestros movimientos.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Sagárnaga

Un charango en condiciones cuesta 500 bolivianos aproximadamente.

Dar vueltas y subir y bajar hasta dar con el Mercado de las Brujas, que resulta ser una calle, un conjunto de calles. Linares. Santa Cruz. Murillo.
Fetos de llama.

-¿Tiene hoja de coca?
-No, más arriba, la esquina.
Me llevo mi bolsita verde, bajo la calle Santa Cruz y vuelvo al punto inicial, la iglesia de San Francisco.

La ciudad entera es un mercado al aire libre.

El picor de nariz persiste, pero cada vez me canso menos.

Humo de coches, fruta pelada, empanadillas, gente deprisa.

No debí dejar que me echaran hielo en el agua.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Entrada a América

A las 15:30 aproximadamente, el avión sobrevuela la costa brasileña. Desde arriba se ven ríos como nunca he visto, que forman enormes islas en su desembocadura, ríos gigantescos. El itinerario continental, después de haber cruzado el Atlántico, cubre la ruta que atraviesa el estado de Maranhao, en el nordeste de Brasil, el sur del estado de Pará, Mato Grosso y primera escala en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Tomamos tierra a las 19.00. Temperatura exterior: 30º C. ¿No estábamos es el invierno austral? Esto no me lo esperaba. Humedad tropical. Amazonia.
A las 22: 5o, dos horas más tarde de lo previsto, el Boeing 737 de Aerosur sale de Santa Cruz hacia La Paz. Ya casi estamos.
Aterrizamos a las 23:45 en el aeropuerto de El Alto. 4100 metros de altitud. 6º C: un frío seco, muy soportable. Bienvenido al altiplano. Al salir del aeropuerto, un cartel me anuncia: "Estás vivo". Me gusta ese recordatorio, sobre todo después de las turbulencias en medio del Atlántico, aunque, como me entero más tarde, se trata de publicidad de una empresa de telefonía.
El taxista Edwin, me baja de El Alto a La Paz. Llego al hotel y descargo en la habitación 708. Es un edificio de doce plantas en el centro de la ciudad.
Estoy muy cansado. También es la altitud. Llevo veinticuatro horas de viaje. Me doy una ducha y me meto en la cama.
Pero no puedo dormir.