viernes, 9 de octubre de 2009

Locoto

Me gustaría hablar de la cocina paceña y proponer un par de recetas deliciosas y sencillas para los amantes de los fogones. Desgraciadamente no sé ninguna receta paceña. Así que diré lo que comí ayer, que era paceño, pero no era autóctono. Déjame que te cuente, paceña.


El Mercado Rodríguez queda en el barrio de San Pedro. Es el mercado al que hay que ir en busca de mejores precios y mayor variedad, aunque el tema del precio varía según la cara que lleves. Si pueden sacarte, te sacan. Sea como sea, yo iba bien acompañado por un comprador experto que me presentó a sus "caseros".

-¡Buenos días, casera!
-¡Buenos días, caserito!
xxxxxxxxxx
"¿Te gusta el picante?" fue la pregunta clave, después de haber comprado tomates, berenjenas, cebollas blancas, perejil, albahaca y dos cabezas de ajo. "Ponele tres, caserita". Después pasamos por la carnicería donde compré dos kilos de bisteles de vaca, fileteados.
Dos verdes y uno rojo. Lo cierto es que probé el verde días atrás, y era picante, pero no muy picante. Ayer me preparé el siguiente plato:
Bistec a la plancha con guarnición de plátano frito y acompañamiento de revuelto de berenjena aliñada con sofrito de cebolla, zanahoria... y locoto rojo.
El locoto es un pimiento en miniatura. Tiene forma de pimiento y es exactamente como un pimiento, pero en miniatura. Sus pipas son de color marrón oscuro. Yo le dí tratamiento de pimiento: le quité las pipas y lo corté en tiras, que luego reduje hasta dejarlo en trocitos bastante pequeños, "para darle sabor". El locoto verde era picante, pero no muy picante.
Comí con delectación y lo cierto es que el mejunje de berenjena estaba muy picante, muy picante, pero delicioso. La carne, de la Carnicería El Chaqueño, tierna y sabrosa, con su ajo y su perejil, asada al punto, una maravilla. Pronto empecé a sudar. Notaba los vapores que subían de no se sabe dónde, yo comía obnubilado, paladeando, agradecido, casi en una duermevela.
Cuando terminé con el plato, bebí de golpe una gran cantidad de agua que apagara el fuego en mi interior. De postre, un yogur.
Ya al levantarme de la mesa noté que el locoto había tenido un efecto en mí, un efecto mágico, telúrico, difícilmente descriptible. Notaba sensaciones extrañas. El fuego en la boca se había apagado pero lo notaba recorrer todo mi organismo. Me senté a leer un rato, antes de marcharme a trabajar. Mientras leía, vientos sulfúricos me salían por las narices, moqueaba agua hirviendo y notaba, incluso, como me ardía el falo al bajar el agua a los riñones.
Anoche, al irme a la cama, supe que el locoto era un vegetal poderosísimo, con el que había que tener cuidado en el futuro.

5 comentarios:

  1. Capsicum pubescens, "cuando los neurotransmisores del dolor llevan un mensaje de alarma al cerebro..."

    http://www.horticom.com/pd/article.php?sid=58164

    Más de 100.000 unidades en la escala Scoville...

    http://es.wikipedia.org/wiki/Escala_Scoville

    Esto sí son experiencias bonitas, hermano.

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  2. mandame una caja, de los rojos. si tienen aceptación por estos lares quizas pueda al fin realizar el sueño de mi vida: montar una empresa de import de picantes del mundo, Cágon Sandios S.A.

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  3. eso eso, trae locotos para todos!

    ya me fui! sigueme en: indilaia.blogspot.com

    besos, pacenyo!
    (toy en USA y no hay enyes, lenye!)

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  4. Hay que ver cuánto viajan algunos y cómo desconocen cuáles son los mejores productos locales. Pa´ esto no hace falta salir de La Aldea.

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  5. ¿hay locotos en La Aldea?

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